Bajo mi paraguas viven protegidos pero las varillas se cruzan a veces, se descosen, se clavan,... Under my umbrella... Now it´s raining more than ever.
Nuevo finde en Salamanca con todos y todos locos. Nos tenemos y hay que pensar que aún seguimos teniendo más suerte que los demás.
Nos desperdiciamos, nos tenemos muy en cuenta, nos olvidamos, nos amamos, nos odiamos, nos hacemos desplantes, nos guiñamos, nos queremos ver, no nos podemos ni ver, nos alegramos, nos admiramos, viajamos taanto, nos vivimos.
Perder el control se nos da de vicio y enseguida conseguimos: romper los quicios, enloquecer en la noche rodeados de velas, desfilar por el fotocall desde los taxis y sonreir a cada cámara.
El domingo es el día ideal para, con un Aquarius, un café y tres pinchos, luchar por reconstruir nuestras almas de generación "Y".
Para rematar, discusion con el revisor acerca de subirse al tren sin billete, menuda regañina, me acrde mogollón de héctor y Soraya y de Diana diciendo, si lo ha hecho rober lo puede hacer cualquiera. Menos mal que salió Amaro.

Sin más, aventuro que algo tremendamente emocionante o bueno está a punto de suceder...
Y ¿Por qué? Pues porque estoy aguantando como un jabato un final de Verano nada convencional, una mezcla entre tragedia y estrés, entre controlar lo que está en mis manos, en lo laboral, en lo profesional, en la prisa en el asfalto, en las perchas, los horarios... Y no controlar pero intentar mitigar los efectos de lo que no está en manos de nadie: la familia rota es más difícil de levantar. Una sóla persona cuesta, pero todos. Nunca fui de clanes y ahora me toca acercarme más de lo acostumbrado. Ir más amenudo,escuchar más y sacar aún más hielo de la nevera.
Pese a todo, no tengo tanta suerte como otros pero sí más que la mayoría.