Tuesday, December 30, 2008



A veces las consecuencias de determinados actos son imprevisibles. Tocados por la mala suerte, o dotados de un doble filo indetectable, estos actos no se reconocen a primera vista, e incluso aparecen disfrazados de hecho heróico. Pues bien, es por uno de estos actos, por lo que tengo que pasar los últimos días de 2008 solo, en mi casa sin mis amigos, en mi ciudad lejana sin mi ciudad cercana.
Los planes para estos días (libres y codiciados días por lo escaso de su naturaleza) era obvios aparentemente, pero era míos, míos y de mucha más gente a la que quiero y ala quiero ver, abrazar, reírme con ella y fundirnos en los típicos reencuentros de jerseys de lana correspondientes a la época.
Pero ahora me encuentro en mi blanco universo hogareño, solo, con mis cojines, mi cabreo que va sosegándose gracias al blanco y durmiendo todo el día para que el tiempo pase de largo y me sitúe delante de un plato de uvas donde merezco.
Menos mal que me quedan mis cojines en blanco y negro...

No comments: