Parecía que los tiempos de los faraones pertenecían a otra época, otra civilización que, a día de hoy, resultaría incivilizada. Pero ese concepto de imperio dominado, de absolutismo enfermizo de ser desalmado ha llevado al límite a las tierras del Nilo.
Hay una raza de hombres carentes de generosidad, que no luchan sino por su fortuna y que no ven más allá de su oro. Sólo la codicia les mueve y se aferran al poder como lapas iracundas. La clase política está plagada de ellos y deberían saber irse, puestos a pedir, deberían saber que no están capacitados y nunca lo estuvieron, para acceder a un gobierno o para que un ápice de riqueza les pase cerca.
Wednesday, February 02, 2011
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