
la necesidad de piedra se ha visto, una vez más, satisfecha y con creces. Piedra paseada y soleada y con corazón dentro: de mis amigos. Qué increíble es ver cómo las cosas vuelven a suceder si se habla de ellas, cómo el tiempo no ha pasado y que grande es que para algunas personas a la vez, juntas, si se nombra algo, si se recuerda una palabra, recuerden una época que fue la mejor de sus vidas. Esa época es la misma para todos y es entonces cuando te enteras de que llevas tatuadas por dentro de la piel las almas de los que han vivido contigo momentos inmensos y pequeños.
Sólo por un cachito de uno de esos tatuajes, por el cambio que provocan en la mirada, por el asomo de sonrisa que resulta de decir sólo su nombre... Merece la pena todo.
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