
Hoy es el cumpleaños de mi pequeña-gran amiga Inés, que este año cumplirá varios deseos, uno de ellos... ¡¡¡¡Casarse!!!!
Esto me lleva inevitablemente al momento en que nos conocimos en plena plaza Mayor de Salamanca, y me hace pensar en que los treinta están más cerca de lo que imaginamos. Pero, es extraño, a casi todos mis amigos les produce una sensación desasosegante el crecer, sin embargo a mí, me atrae muchísimo la idea. No sólo porque los treinta de hoy son los veinte de ayer, algo de lo que estoy convencido, sino porque desde pequeño, todo el mundo intenta manejar la idea de que la infancia es la mejor edad, la zona dorada en donde la gente es más feliz... ¡Y eso es mentira! Cuando eres baby ni siquiera eres dueño de lo que haces, no vas donde quieres ni haces lo que te da la gana, el nivel de independencia es cero y parece que te contentas con poco.
Para mí lo bueno viene cada año y eso supone que juegue con ventaja, porque durante todo mi transcurso, cada año ha sido mejor que el anterior. Así que al final, pasar una infancia molesta... ¡Compensa!
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