El revisor me dijo que pronto no tendría carnet joven...

Recuperamos poco a poco los tornillos y ensamblamos los pedazos de un latón que va tomando dureza, que va sometiéndose a los engranajes, que empuña fuerte un conjunto de piezas articuladas y artísticas.
La ciudad se funde orgánicamente con el cuerpo y todo se vuelve hormigón hierro y cristal, la fuerza se recobra y pronto las ganas de encaminarse con paso frío y decidido hacia el gris o el naranja o el color del dinero, ya da igual.
Siempre bajo el armazón un complejo entramado de sentimientos sustenta las piezas, fusionadas con la experiencia de los años, la sabiduría de vivir mucho y la ignorancia de la parte más joven.
Nunca se para de aprender, pero es bonito ese momento en el que sientes que ya tienes cosas que enseñar. Sobre todo si es a gente a la que quieres dar una vida mejor; entonces eres super-importante, super-fuerte, super-frío, super-grande.