Sunday, December 09, 2007


Amanda se ha levantado sola, en su habitación con suelo de madera, un jersey oversize blanco y una coleta rubia despeinada, ayer fue un día largo y triste.
Se apoya en calcetines gordos contra el cuarterón de la ventana.
Ahora mira a través del cristal, detras están las calles, grises, mojadas, Madrid se presenta callado, fresco y, de repente, le ha dado la espalda.
Ayer fue un día largo y triste porque acabó con su vida anterior, rompió con lo que había estado disfrutando... No, es mentira, ella no rompió, ayer la dejaron... Pero dónde, ¿se deja a alguien en algún sitio? ¿Alguna vez se coge a alguien? No creo que nunca se tenga de verdad a alguien, ni que sea bueno tenerlo, como tampoco se pierde a alguien y no es bueno perderlo.
Nunca se pierde a alguien porque todas nuestras relaciones nos suman unos cachitos de yo, con todas nos construimos porque al principio nos encantaron y las imitamos y, cuando pasa el tiempo, nos damos cuenta de que sierto tic, esa palabra o algún gesto... Peretencen a esa persona a la que aborrecemos, odiamos o incluso hemos olvidado. Nos da verguenza pero cada una de esas personas nos ha sumado uno de esos cachitos.
Gracias a todos los abandonos, los dejados y los olvidados porque a ellos pertenece cada uno de nuestros cachitos, pero también nosotros les hemos dejado los nuestros y cuando se sorprendan imitandonos en el futuro, nos reiremos bajito como diciendo... Jódete, eso lo aprendiste de mí.

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