Pequeño hijo, no puedo decirte lo que te espera, porque lo tienes que vivir.
Sé exactamente que cada paso que des, estará condicionado por nada más que tu mente, por tus deseos y que, allí donde quieras llegar, estarás.
Cada momento duro, te hará de acero, cada momento feliz,te hará saber que existe la risa y que por ella merece la pena todo.
Por eso aprende de los momentos del acero, sabes que puedes con todos ellos porque de pequeño pasaste situaciones que te parecían aún más dramáticas, ahora ni la muerte tiene tanta importancia (hay algunas ante las que ni llorarás), la madurez trae estas cosas, el saber relativizar hasta el límite y el conocer el verdadero potencial de superación amocional que tenemos.
como un lobo, voy detrás de ti, paso a paso, tu huella he de seguir.